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Desconocido sensato

Nada quieren saber con los inmigrantes

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Los representantes de las Asociaciones de Inmigrantes de Perú, Bolivia y Paraguay en España manifestaron hoy su intención de integrar, fortalecer y dinamizar redes que vinculen más a los extranjeros y al Gobierno español ante la crisis económica, la Ley de Extranjería y la xenofobia.

Miles de ecuatorianos, colombianos, bolivianos, chilenos, rumanos, ucranianos, argelinos, marroquíes, chinos o nigerianos se han establecido, progresivamente, en los barrios de nuestra ciudad. En 2009 llegaron a ser cerca de 141.000, según el censo del Ayuntamiento de Valencia. Sin embargo, la crisis económica que atraviesa el país desde hace unos años, ha hecho mella en este colectivo que, sin trabajo y sin perspectivas de encontrarlo a corto plazo, ha decidido marcharse y, como consecuencia, los barrios de la ciudad del Turia están experimentando un descenso considerable de habitantes foráneos.

Cerca de 7.500 extranjeros han abandonado la ciudad de Valencia desde 2009. Una cifra que representa un descenso del 5’32% sobre la población total de extranjeros en la actualidad, según las últimas estadísticas del Ayuntamiento.

En cambio, los asiáticos siguen un progreso ascendente. De los cerca de 10.800 que había en 2009, han pasado a cerca de 12.600 en la actualidad. «La restauración y el pequeño comercio son su principal sustento», apunta Constante.

A ambos lados de los Pirineos, las comunidades chinas padecen las mismas tribulaciones. Inmigrantes chinos en España y Francia, así como ciudadanos españoles y franceses de origen chino, con negocios en estos países, son víctimas constantes de atracos y acciones violentas.

La policía ha detectado a varias bandas especializadas en atracos contra esta comunidad e incluso se han descubierto casos de grupos criminales chinos que roban a sus propios compatriotas, según las fuerzas de seguridad, que además juegan con la ventaja de conocer mejor los usos de estos comerciantes.

Las redes de explotación sexual utilizan en España a alrededor de 300.000 personas al año para atender a 1,2 millones de clientes masculinos, según ha detallado hoy el Instituto Andaluz de la Mujer (IAM).

No ocurre lo mismo al otro lado de los Pirineos. La comunidad china en Francia ha gritado basta. El descontento de esta comunidad ha salido ya a la calle en Belleville, el barrio de París donde se concentra buena parte de la comunidad asiática. Varios miles de residentes chinos y de franceses de origen chino, según medios locales, se manifestaron el pasado domingo 19 de junio para protestar contra las agresiones y crímenes de los que son víctimas frecuentes y para exigir soluciones por parte de las autoridades francesas

 

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